Powered By Blogger

martes, 7 de junio de 2011

Introducción

Los romanos practicaban numerosos juegos privados, que ocupaban el ocio de los días que no asistían a las diversas públicas. Corrían en el campus, saltaban, lanzaban el disco o la jabalina, montaban a caballo, jugaban a la pelota, hacían gimnasia, natación... Eran expertos en la lucha y también competían en carreras. La caza y la pesca gozaban de gran popularidad. La danza y la música, con su significación religiosa y militar, las practicó el pueblo de Roma desde tiempos remotos.

Juegos y pasatiempos

 Los juegos privados de los romanos eran universales que todavía hoy perduran muchos de ellos- pares y nones, la gallinita ciega, cara o cruz...-. Sus raíces hay que buscarlas en Grecia. Se han podido conocer a través de los relieves de los sepulcros, excavaciones o textos latinos de diversas épocas.
Jugar con la arcilla, montar a caballo con una caña, entretenerse con sus mascotas era un común entre los pequeños. También se divertían con las cigarras y los grillos cantadores, que guardaban en cajitas preparadas para ellos.
Tanto los niños como las niñas disfrutaban con las marionetas, que por medio de unos hilos se movían y danzaban. Se divertían también jugando a talus (tabas) y ocellates (canicas), que hacían con barro cocido o piedrecitas redondas, a veces decoradas con dibujos. La peonza (buxus), de madera de bog, era idénticas a las actuales, y gozaba de gran aceptación entra niños y adolescentes.
Jugar al aro era muy popular entre los niños y los jóvenes romanos. Los aros eran de diferente tamaño, según las edades; los grandes, en ocasiones, llevaban adosados cascabeles que sonaban al rodar.
Al tres en raya jugaban tanto los niños como los adultos. Aún se conservan los dibujos preparados para este juego en algunas losas del pavimento del Foro romano. Se jugaba también sobre tableros.
Disfrutaban, además, imitando los actos de los mayores: simulaban batallas entre cartagineses y romanos, organizaban entradas triunfales, desfiles de magistrados; jugaban incluso a jueces y a emperadores.
Las niñas participaban en muchos de estos juegos, pero jugaban, además, a casitas, a cocinitas, a vender y comprar... Les gustaban mucho las muñecas. Algunas tenían los brazos, la cabeza y las piernas articuladas.
Se han encontrado varios ejemplares en los sepulcros infantiles. Las muñecas griegas y romanas tenían su ajuar completo, su alcoba, sus canastillas, incluso algunas llevaban diminutos anillos de oro. Se han encontrado pequeños peines de boj y vasos de tierra cocida.

Las diversiones de los jóvenes

A medida que crecían los niños, muchos de los pasatiempos infantiles perdían interés para ellos y dejaban de practicar sus juegos de la infancia. Los jóvenes preferían montar a caballos, jugar con perros, pescar y cazar. En el campus, corrían, saltaban, lanzaban el disco y la jabalina y conducían carros veloces en reñidas competiciones. La natación era un deporte muy popular --rara era la persona que no sabía nadar--, Lanzarse al Tíber y cruzar el río era uno de los deportes favoritos de los jóvenes y adolescentes.
La gimnasia formaba parte también de la educación de los jóvenes y buscaba el desarrollo equilibrado del cuerpo y del espíritu. Se completaba la forma física con otros ejercicios deportivos: la lucha cuerpo a cuerpo y las carreras (cursus) individuales en grupos o por relevos.


El juego de la pelota


El juego de la pelota, pila, lo practicaban los hombres de todas las edades pero las reglas de los partidos cambiaban según la edad de los participantes. A la pelota jugaban todos, hasta los hombres mas importantes de Roma: Julio César, Augusto, Marco Aurelio... Era tanta la afición que muchos no hacían otra cosa en todo el día. Se jugaba de diversas maneras y en función del tipo de juego era la pelota: su tamaño, materiales y dureza. Había una moralidad de juego con balón que se podía jugar con las manos o los pies. Los juegos de pelota procedían de Grecia.
Durante los partidos, los jugadores no se movían del sitio; las pelotas perdidas las recogían los recogepelotas. Otros se dedicaban a contar los puntos. Para tres jugadores había tres recogepelotas y tres contadores.
Los jugadores solo debían centrarse en el juego.
Hasta finales de la República, los romanos organizaban los partidos de pelota en los espacios libre de las ciudades. Posteriormente y para mayor comodidad se jugaba en la palestra de los gimnasios o de las grandes termas, como la de Agrípa, Nerón, Trajano... Los ricos se construían salones de juego de pelota en sus casas de campos.



La danza

La danza y la música tuvieron gran importancia cultural en Roma. En la época antigua era un rito religioso; sin embargo, las primeras danzas tenían mucho de bárbaro, de solemne y de marcial. El ritmo de baile era terciario (un-dos-tres), el mismo que posteriormente marcaban los soldados en las marchas.
En el siglo II  a.C. se introducen unas danzas descendientes de Lidia (Grecia) más refinadas y acompasadas, que se bailaban en los convites de las familias ricas. Estos bailes solo los practicaban las mujeres y los niños. Un hombre serio no podía bailar en público.
Llamarle a un hombre cinaedus (bailarín) era la mayor injuria que se le podía hacer. Había otros bailes graciosos, concierta dignidad, en los que se combinaban los brazos y los movimientos ágiles de las manos, que no eran provocativos y que no estaba mal vistos entre los jóvenes.

Los pasatiempos de los ancianos

Los juegos de azar eran los preferidos por los romanos y los practicaban tanto los anciano como los hombres más jóvenes tras el trabajo o cuando no podían realizar sus tareas por el mal tiempo.

Las apuesta variaban en función de la situación económica de los jugadores. Se apostaban más en las partidas de dados que en las de tabas; en este juego se perdían o ganaban grandes sumas de dinero muy rápidamente. Augusto perdió en una sola noche 20.000 sestercios. Nerón estaba dominado por el juego y apostaba 400 sestercios en cada partida. Claudio era un fanático de los dados y jugaba incluso en los viajes.
Antes de empezar el juego se establecían las reglas y se fijaban las apuestas. Se jugaba dinero, joyas, juguetes, objetos preciosos... Generalmente, a los dados jugaban sobre todos los ricos. A veces perdían hasta su patrimonio e incluso las túnicas de sus esclavos.

El juego de dados y tabas

Los dados (tesserae, cubi) eran unos cubitos de huesos, de madera, de marfil o mármol que llevaban impreso en cada uno de los daos un número, del uno al seis, al igual que las tabas --los dos juegos eran muy parecidos--. En las partidas solo se utilizaban dos o tres dados. La jugada máxima consistía en sacar un seis en los tres dados. El azar era mucho mayor en los dados.

Con el fin de evitar las trampas, los dados se echaban en un cubilete; después de agitarlos se arrojaban al tablero de juego. Para acompañar la suerte en la tirada, el jugador invocaba a una divinidad o pronunciaba el nombre de la mujer amada.
Las mujeres, en general, también eran aficionadas a los juegos de azar.
Para jugar a las tabas, los romanos utilizaban el talus (talón), un hueso de las patas de los corneros, ovejas o cabras, que tiene seis caras. Para el juego solo se cuentan cuatro de ellas, que son las iguales. En las partidas se emplean de tres a cuatro tabas. Los ricos no empleaban el talus, sino unas piezas semejantes a los huesecillos, echos de marfil, cristal o de otra materia preciosa. Las reglas del juego eran parecidas a las de los dados. La mejor tirada se llamaba venus. La peor (cada cara diferente), canis. Se jugaban también con cubiletes, para evitar trampas.